A lo largo de mi carrera como diseñador y ahora como responsable de Planeta Gráfico, he escuchado repetidamente una idea que, aunque común, es profundamente limitante: "Para cotizar diseño, primero debes calcular los costos de tu software, computadora, tu sueldo, gastos fijos, variables y demás información, y luego podrás determinar cuánto cobrar". Esta noción, tan extendida, encierra un peligroso malentendido sobre el verdadero valor del diseño.
Pareciera que el acto de diseñar está atado a estos elementos externos, como si nuestro trabajo fuera solo el resultado de una fórmula basada en gastos operativos. En Planeta Gráfico creemos firmemente que el valor económico del diseño debe separarse de estos elementos tangibles y encontrar su verdadero lugar en el valor percibido, en la esencia misma del proceso creativo.
Entendemos que cualquier cotización debe considerar gastos fijos, variables y utilidad, la propuesta es que el precio del diseño debe ser una línea separada, un componente apartado de los demás. De esta forma, mostraremos que el valor de nuestro trabajo radica en nuestra capacidad de resolver problemas de comunicación.
En Planeta Gráfico, contamos con una calculadora que ayuda a los diseñadores a conocer el valor de su hora de trabajo basada en su conocimiento y experiencia. Esta herramienta es un reflejo de nuestra filosofía: el valor del diseño no debería depender de factores externos, sino de la profundidad de nuestra experiencia y la calidad de nuestras ideas. Al usar esta calculadora, los diseñadores pueden cotizar cualquier tipo de proyecto, desde un logotipo hasta una campaña integral, con la confianza de que están valorando correctamente su trabajo.
Es fundamental que esta postura sobre el valor del diseño se enseñe y se practique desde los salones de clase. Solo así lograremos egresar profesionales que comprendan la importancia de valorar el conocimiento y la creatividad. Nosotros seguiremos trabajando cada día para promover una cultura donde el Diseño se valore desde su concepción y no solo desde su ejecución.
Debemos siempre recordar que el Diseño no es solo un servicio; es una disciplina que transforma ideas realidades, y esa transformación, ese acto de crear valor, debe ser reconocido y recompensado por lo que es: un proceso intelectual y creativo que va más allá de los costos operativos.
Valorando el diseño desde su origen, aseguramos que nuestra profesión siga siendo relevante y respetada en un mundo donde las herramientas cambian, pero las ideas perduran.